Hace ya algún tiempo, en el cielo de la noche, la Luna siempre brillaba con su radiante color plata. Las noches no parecían noches, porque sus rayos iluminaban dondequiera que hubiera oscuridad, y donde yo me encontrara su luz me llenaba, pero ahora, la Luna ha perdido su brillo, se ha apagado, y con ella se apago mi alma...
Miento, la que se ha apagado es mi alma, y con ella el brillo de la Luna, ahora solo me quedan...
Noches de Luna Negra...
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